Los que vivimos en Barcelona estamos de suerte. La oferta cultural de la ciudad hace posible que exposiciones cómo esta pasen por aquí y las podamos disfrutar, lo que para los amantes del cine, en este caso, es una maravilla.
La exposición Stanley Kubrick llegó a la ciudad con la publicidad normal que acompaña la inauguración un evento de este tipo: banderolas y carteles publicitarios por toda la ciudad, reportaje en las noticias prime time, etc. Fui de los que, atraídos por la promesa de echarle un ojo a la colección privada que el director había acumulado durante toda su carrera, me dejé llevar por el fetichismo y acudí a la cita con la historia del cine que el museo CCCB ofrece al público. No me arrepiento.
Que nos encontraremos
La exposición plantea un recorrido cronológico por la carrera del director a en una sucesión de espacios temáticos para cada película, a excepción de la parte dedicada a sus inicios. Este espacio muestra trabajos suyos en distintas publicaciones, así como los primeros pinitos del director con el cine. Cómo es de

suponer, comparadas con las películas icónicas del director, las primeras producciones se presentan al público sin la grandeza de los clásicos, y los textos que acompañan esas secciones dejan claro el proceso formativo que representaron en la búsqueda de una voz propia para Kubrick. No es hasta que llegamos a grandes producciones como «Senderos de Gloria» o «Espartaco«, que la colección de parafernalia, vestuario, atrezo y documentos toma más protagonismo. A partir de esas películas y a continuación, la exposición nos da acceso a planes de producción, cartas personales al director de distintos actores y productoras, etc. Y ofrece al visitante un insight único al mundo de Hollywood y del director.
En relación con los documentos expuestos, disfruté particularmente de los guiones con anotaciones y de algunas de las cartas, aunque los planes de producción seguro deleitarán a los inclinados más hacia esa vertiente.
En este aspecto, el visitante seguro agradecerá que las secciones que más espacio ocupan sean las dedicadas a «2001: Odisea en el Espacio» y a «La Naranja Mecánica». En este sentido, puedo asegurar que el apartado dedicado al clásico de la ciencia ficción hará las delicias de todo fan.
A parte de toda esta parte documental, la exposicion ofrece al visitante la posibilidad de recrear los sentidos y las emociones del fandom a través del fetichismo más duro. Desde la máquina de escribir y los vestidos de las gemelas de «El resplandor» hasta las máscaras de Eyes wide shut, las vitrinas del CCCB nos ofrecen un desfile de varios de los objetos más icónicos de la historia del cine. En este aspecto, el visitante seguro agradecerá que las secciones que más espacio ocupan sean las dedicadas a «2001: Odisea en el Espacio» y a «La Naranja Mecánica«. En este sentido, puedo asegurar que el apartado dedicado al clásico de la ciencia ficción hará las delicias de todo fan. Las maquetas, trajes, prototipos y demás objetos dejan al descubierto la magia del cine al mismo tiempo q hacen q nos maravillames ante la mente creativa que hizo posible semejante belleza visual y entendamos lo cuidadoso que era el director británico con el detalle.

Un detalle en el planteamiento de la expo son las antesalas que preceden cada película. En ellas podemos sentarnos y videar fragmentos de las películas a modo de introducción, haciendo nuestra visita más llevadera.

Mis destacados.
A parte de las ya mencionadas secciones dedicadas a 2001 y Chaqueta metálica,
servidor es fan de «La naranja mecánica«, por lo que también disfruté enormemente de esta sección, aunque a mí parecer tenía menos curiosidades. También es posible que a esas alturas de la exposición ya estuviese un poco cansado y más pendiente de que mi pareja, por entonces en la parte final del embarazo, estuviese cómoda. Sea como fuere, no disfruté tanto como esperaba de esa parte.
Las partes de la exposición q más me sorprendieron fueron, por un lado, la dedicada a Lolita ( hay unas cartas de grupos cristianos al director pidiéndole que abandone la producción de la película que son más que curiosas) y, por otro lado, la parte final dedicada a la superproducción sobre Napoleón que parece fue la espina que no pudo sacarse nunca el director y que, según indica la exposición, está en camino de volverse serie para una de estas plataformas de cine y televisión.
También me sorprendió descubrir que en Barry Lyndon, intentando ser lo más realista posible, algo que Kubrick se tomaba muy en serio a la hora de hacer representaciones históricas, grabó con luz natural escenas en las q debió usar cientos de velas para recrear la iluminación de la época. Un detalle seguramente conocido por los super fans del director pero que a mí me sorprendió y me hizo apreciar aún más su trabajo.
A qué esperáis.
Como habréis podido entender, recomiendo la exposición sin reparos, tanto para los amantes y fans más hardcore de Kubrick como para los amantes del buen cine que a lo mejor no conozcan con profundidad su persona pero sí que estén familiarizados con su obra.
Además, para los residentes en Barcelona, la entrada es de 4€ con el carnet de la biblioteca y te da acceso a la exposición dos veces, lo que te permite repetir la visita y profundizar más o dividirla en dos días y así no llegar cansado al final.

Así que si queréis hacer algo diferente estas fiestas o si estáis de paso por Barcelona de aquí a marzo, no dudéis en pasaros por el CCCB. Seguro que os quedáis con algún detalle que son sorprende. Por ejemplo, que la mayor parte de sus películas están basadas en libros y que el director trabajó codo con codo con los autores para ofrecernos el mejor producto audiovisual posible. O que Kubric tenía por costumbre rodar sin mucho preparado para así dejar la magia surgir espontáneamente entre el casting. O que …
Mejor me lo decís vosotrxs en un comentario. Os dejo unas foticos más…

Nota final: esta entrada la escribí con mi hijo Luke de 3 semanas en los brazos, en parte de madrugada, por lo que ss posible que tenga muchas erratas. En ese caso, pido disculpas.